martes, 28 de julio de 2009

Quisiera ser un frijol de tu olla...

A mi olla

Por azares de un destino que me construyo cuando puedo y recuerdo, por fin le encontré sentido a un poemario que sufrí bajo patrocinio durante más de un año… Todos los apuntes inarticulados me parecieron de pronto seguidores de una lógica inexorable y sucedió lo que creí imposible. Claro que le busqué explicación a esto porque no planeo que sea la única vez que suceda o que se quede en el “chiripazo”, así que ahí va mi hipótesis: mi poemario surgió cuando pude explorar mis voces poéticas, lo que sea que esto signifique. Sé que esto es muy vago, pero es lo único que he podido dilucidar y me convence bastante, así que ya es algo.

Pero lo que realmente quería decir es que tengo un secreto deseo no cumplido en lo que se refiere a mi intento por escribir poesía, lo que me lleva a preguntar: ¿se puede hacer reír, intencionalmente, con un poema? (nótese que me regresé a escribir el “intencionalmente”). Si hubiera alguien al otro lado de este texto podría escuchar claramente sus “porsupuestos”, y yo misma me respondo eso si pienso en cierto Catulo, cierto Quevedo, cierto Neruda, cierto Borges, cierta Sor Juana, ciertos todos. Pero así como que el poema sea un buen chiste… No dejo de pensar, con ciertas bases teóricas que me parece conocer, que sería como esforzarse demasiado, creer conocer al receptor no sin mucha soberbia, volcar en un texto más super-yo del requerido… Pero de eso a afirmar, no me siento tan afortunada… Nótese que los puntos suspensivos son más necesarios de lo que se puede intuir… … … … …

Pero lo que realmente quería decir es que estos pensamientos me llevan necesariamente al estilo autodenominado “urbano” (con todos los sic que la ocasión requiere) en el que se arman metáforas (¿vale?) con elementos ¿cotidianos?/ ¿vulgares?/ ¿inesperados?/ ¿estúpidos?/ ¿curiosos?, para manifestar una vena creadora que oscila entre una pretendida iconoclastia y una muy peculiar idea de renovación mezcladas con humor derbeziano e ingenuidad barniesca. O eso creo entender al tratar de pactar algún código de lectura con estos populares (¿populacheros?) autores, a cuya amabilidad apelo para entender su arte poética, que alguna vez, a instancias de alguno de sus iguales, intenté seguir con consecuencias indescifrables.

Y ya entrados en confesiones, lo que realmente quería era perder 35 minutos escribiendo esto. Tantán.

jueves, 23 de julio de 2009

Uno de Finisterra


La ciudad



¿Quién no siente el peso del espacio
traspasado por todos los vientos del regreso?



I

intento una ciudad / cierra tus labios
imagina suficientemente claro que te nombro
que conduzco tu piel hasta la acera / puedes verla
buscamos una noche y aparecen dos lunas / borremos la primera
perfectamente logras distinguir el suelo
frío y de piedra como las multitudes
poco a poco se disipa nuestra niebla
bailan nuestras luciérnagas
se besan nuestras calles como hadas
ahora nuestras manos
un niño en un pañuelo
un poste un aeroplano
un grito un restaurante una familia
un parque una ventana las abejas
un poema una novia el carcelero
la memoria un silbido cuatro perros
tu dios en esa esquina
las guitarras en mi talón derecho
la mar transida en saledades turbias
lo comprendes ahora y debes irte
te vuelves te disuelves / mírame
desdibujas y surcas / llórame
respiras nuestra póstuma palabra olvídame
déjame tu silencio
dame la espalda para que yo florezca
la ciudad que has creado (A)

II

Dijeron que ahí siempre habría perros
y que la lluvia era cosa triste.
También decían que las respuestas
serían como pechos misericordiosos….

Ellos, los de las voces,
insistieron en que también nosotros comiéramos de ella….

Desde entonces
sólo atinamos a inventarnos su murmullo,
el de ellos, los de las voces.
Y se rascan las culpas cerca de nuestros rostros,
y se les escucha cómo van y vienen
y vienen y se vuelven a ir.
Y nos quedamos viendo, viendo muchas veces,
los ejércitos:

un ejército de taxis,
un ejército de pájaros,
un ejército de lunas muy llenas (lunas con sobrepeso),
un ejército de santos (para vivir aquí se necesita al menos uno).

Y cuando por fin nos hayamos cansado de ver,
imitaremos al pájaro negro,
defenderemos casi gritando, casi buscando,
un lugar en medio de esta ciudad.

Entonces, abriremos las alas. (L)

III

Como la hora se abre en el reloj
Se abre la boca en el viento.
El viento que construye los desiertos,
que construye de polvo que somos
este camino de días sin retorno.
Viento, trae murmullos con origen de cerros
porque allí nacen las sorpresas.
De allá baja la vida para despertar a los muertos,
de allá le viene la tormenta y el rayo hirvientes
de la tarde a este lago de rostros.
¿Por qué no hablas, piedra de agua dormida?
¿Por qué no gritas ese dolor de pisadas,
esa larva de esquirlas reventándote los hombres?

Sí, de allá bajan los secretos,
baja el silencio por la noche
para encontrar el último cansancio
en el rostro de las estrellas,
porque también hay esquirlas en el corazón
de las estrellas.

Ah, Ciudad, lo que viene a dejarte el viento
sin olvidar sus desiertos. (Y)

IV

Descubro la quietud
de la ciudad embalsamada

Ahora todos
estamos muertos
Nos confundimos
Nos dejamos
las pieles
al amparo
del recuerdo

Somos el obrero sin nombre

Entre altos edificios
y sueños más largos
que las calles
que no transitamos
Buscaremos en el otro
el museo o el templo
cerrados
Intuiremos
a fuerza de banal aliento
que la ciudad
es la esclava
que tortura al verdugo
Que la ciudad
no es otra cosa
que un abismo
tan de saturados rostros lleno
Tan frío
como la muerte que llega
Recordándonos
Que siempre estamos vivos (N)

viernes, 17 de julio de 2009

It's supossed to be "tender"

Sequía
A aquellas horas el sol lo consumía todo. Quizá por eso la rabia, el hastío, los golpes. Le exigían que funcionara sin fallas y era lo mismo que pedía a los suyos, aunque no quería pensar en eso porque la diferencia era que para él todo fallaba. No quería pensar en eso, pero ¿cómo no hacerlo cuando cuerpo y mente sabían ya de memoria la rutina de las arduas labores, habituados como estaban a todas las hogueras? ¿En qué más pensar, si desde niño estuvo confinado a deberes que no le representaron nunca sentido alguno? Quiso escucharse entonces, pero se descubrió acostumbrado al lenguaje de una jerarquía en la que estaba apenas por encima de los animales. Pobreza y más pobreza, hijos y más hijos, una mujer cuyo mundo no deseaba y por tanto no respetaba, todo le llenaba la cabeza en forma de palabras que le revoloteaban como insoportables moscas. Soltó el azadón e intentó disiparlas con un brusco movimiento de brazos, y al dejarlos caer se topó con la pequeña cabeza de Julio, quien había ido a darle un recado. Con voz entrecortada, un poco por el miedo que su padre le producía y otro poco por la imposibilidad, propia de sus años, para articular adecuadamente, le fue desenredando el mensaje que él escuchaba con fingida impaciencia, absorto en los ojos luminosos que había contribuido a crear. ¡Él, con todo y su miseria! Cumplida la tarea el niño se quedó inmóvil, como esperando la siguiente orden, así que lo despidió con brusquedad; sin embargo, antes de dejarlo ir lo asió fuertemente del diminuto brazo y le revolvió el cabello en un gesto incomprensible mientras su otra mano buscaba el azadón y sus labios murmuraban algo que parecía violento. Miró a su hijo alejarse a pasos torpes: una breve sonrisa le cruzó los ojos y se dispuso a descansar un momento. Entonces lo hundió el grito del patrón, más intenso que el sol de mediodía.

martes, 7 de julio de 2009

Despertaste con una cierta sonrisa...

...Y sucedió en un terso momento, de ésos en que todo fluye como si hubiera estado dispuesto desde siglos atrás. Tu voz inundó el silencio, primero tímida y luego torrencial, como el llanto que habías perfeccionado toda tu vida hasta entonces, pero con un matiz diferente: habías viajado, por vez primera, del pensamiento al nombre.
Tu madre respondió al llamado, incrédula primero, orgullosa después. Cómo te hubiera gustado congelar ahí el tiempo y quedarte en su compañía, articulando palabras al azar. Probablemente ella hubiera pensado lo mismo, pero ambas creían entonces que tenían todo el tiempo del mundo.

domingo, 5 de julio de 2009

¿A qué me recuerda...?

Sin duda, una película para ver en día de elecciones: Life of Brian (1979). No se pueden insertar escenas subtituladas, así que aquí está en inglés y la (pseudo)traducción corrió por cuenta del buscador, more or less :)


Brian: ¿Ustedes son del frente Popular de Judea?
Simpatizante 1: ¡Vete a la mierda! Frente Popular de Judea… ¡Somos el Popular Frente de Judea! Cómo se atreve…
Brian: ¿Me puedo unir a su grupo?
Simpatizante 1: No, no puedes.
Brian: Yo no quiero estar vendiendo esta porquería. Es sólo un trabajo. ¡Yo odio a los romanos, tal como todo el mundo!
Judith: ¿Estás seguro?
Brian: Totalmente. Yo odio a los romanos.
Simpatizante 1: Escucha, si te quieres unir al Popular Frente de Judea realmente tienes que odiar a los romanos.
Brian: Yo los odio.
Simpatizante 1: ¿Ah, sí? ¿Cuánto?
Brian: Mucho.
Simpatizante 1: Excelente. Estás en el grupo. A los únicos que odiamos más que a los romanos son a los del maldito Frente Popular de Judea…
Todos: ¡Sí, malditos!
Simpatizante 2: ¡Y al Popular Frente Popular de Judea!
Todos: ¡Sí! ¡Malditos!
Loretta: Y al Popular Frente de Judea…
Todos: ¡Malditos!
Simpatizante 1: ¿Al qué?
Loretta: Al Popular Frente de Judea.
Simpatizante 1: ¡Pero si nosotros somos el Popular Frente de Judea!
Loretta: Yo pensé que éramos el Frente Popular…
Simpatizante 1: ¡No, somos el Popular Frente!
Simpatizante 2: ¿Y que pasó con el Frente Popular?
Simpatizante 1: Allá está.
Todos: ¡Maldito!

jueves, 2 de julio de 2009

¿Finis?terra


Evoco Finisterra y soy una espiral necia. Eso de los tiempos pasados me perturba, cómo dejamos de funcionar de cierta manera… Y llega el copretérito desesperanzador: qué prometedor parecía, cuánto tiempo teníamos para compartir, cuántos proyectos sumábamos en cada encuentro. Ni siquiera pasamos del kínder en esto de los grupos literarios: nos falta (me niego al pretérito condenador) dar el siguiente paso, decidir y no sólo asentir. Siempre pienso que es sólo un trance y que pasará, pues queramos o no la iniciativa nos dio un sentimiento de pertenencia diferente, que nunca imaginamos. Ay de nosotras si dejamos a Finisterra mosquearse como un pet abandonado por el que otros, y no los que deberían, se preocupan. (Nota personal: no escribir entradas de blog mientras alimento a Marcello. Qué chasco.)

domingo, 28 de junio de 2009

¿ Y qué diablos tenían que ver los peces?

Ayer me pedían, para un nuevo proyecto, elegir de entre mis textos tres o cuatro representativos. Re-pre-sen-ta-ti-vos, pensé, madre mía... Me descubrí sufriendo el leerme de nuevo. Mi "obra" me ha parecido siempre un banco de peces inquietos (algunos muertos/flotantes por descuido, otros obesos por sobrealimentación), lo que no quiere decir necesariamente que no me guste (ni siquiera me he puesto a pensar en ello), sino que la encuentro desorganizada y poco me he asumido como creadora para elegir criterios que me permitan estructurarla. Eso es: poco me he asumido como creadora. Cada poema, cuento, ensayo o entrada para blog (ja) ha sido desde mi perspectiva un logro aislado que me genera dudas, lo que no sería negativo del todo si no fuera porque la duda me arranchera en el mal sentido, inhibe mi instinto publicador y me desvincula de la creación en mi espacio geográfico, incluso en mi espacio personal. Si escribo bien o mal no lo sé, pero escribo y no ignoro que hay un cierto nivel de compromiso en ello, aunque no atine todavía a saber con exactitud de qué naturaleza. Diría en principio que personal, si desde mi primer poema (sobre el temblor del '85, a los cinco años) podría trazar a solas una ruta no autobiográfica, pero sí autorreferencial, que no me he dado el tiempo de visualizar. Habrá entonces que considerar seriamente la re-pre-sen-ta-ti-vi-dad como posible, probable, asequible, alcanzable. En tus manos me pongo, Altazor.

sábado, 20 de junio de 2009

Hoy

De momento no puede pensar en otra cosa que no sea el futuro, inmediato o remoto. Relee sin cesar Diálogos con el cuerpo e intenta establecer uno con el propio, pero hay tantas distracciones que al final se refugia en las voces de Andrés, de Ana, en el humor ajeno y las pláticas ocasionales que le parecen todavía imposibles por distantes. Sin duda se asombra -mucho- con todo, de manera que todo le merece comentario y su tarde se fuga entre el texto, la canción y el recuerdo. Porque todo lo anterior le trae algo a la memoria y de la memoria nace la quimera: quisiera escribir en círculo, pero las necesita a ellas; desearía leer más detenidamente las vidas jóvenes que tiene en sus manos –literal y figuradamente-, pero son demasiadas para tan poco tiempo… Daría un reino improbable por un poco de orden, pero al final comprende algo y se conforma. Después de todo, los momentos nunca le han faltado.

domingo, 31 de mayo de 2009

¿Catarsis?

El maestro es un ser necesitado. Requiere atención: se planta al frente con la esperanza de ser el centro, la única luz en la mirada de aquellos a quienes cree guiar. Grita porque cree que no es suficiente, a veces se le hace un nudo en la garganta, hace chistes que intuye ciertos, desespera por reacciones. No sabemos si sabe: simplemente desea en otros lo que él ha descubierto y más, mucho más, como si fuera un don el estar hacinado entre paredes inútiles. Maestro, toma la piel de otro y ve, lejos, a donde parezca que el detalle es el fin último de la existencia.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Apuntes para "Laura"

Podía pensar en algo y luego morirme o lavarme los dientes, daba igual. Lo importante era buscar el tiempo para tomar la pluma, el lápiz (daba igual, también) y quedarme ante el blanco mareante de la página, jugar a evitarlo. Lo importante era llenar ese vacío, al menos. Siempre con historias tristes de mujeres que se suicidan, pero algo es algo. Lugares a donde todos viajan o donde todos caen irremediablemente. Palabras que se juntan y terminan diciendo lo que otro dijo que era lo mismo que ya se había dicho más tarde. La misma mujer o el mismo hombre, feliz o triste, enojado, sola, enamorado, deseada, malvado, dueña, peligroso, ferviente, dueño.
Finalmente se podía continuar viviendo.

martes, 28 de abril de 2009

Próximo

"Yo era el producto maligno de un suelo maligno. Si no fuera imperecedero, el «yo» de que escribo habría quedado destruido hace mucho tiempo. A algunos esto puede parecerles una invención, pero lo que quiera que imagine haber ocurrido sucedió efectivamente, por lo menos para mí. La Historia puede negarlo, ya que no he participado en la historia de mi pueblo, pero aun cuando todo lo que digo sea falso, parcial, rencoroso, malévolo, aun cuando sea yo un mentiroso y un envenenador, aun así es la verdad y tendrán que tragarla."

(De Henry Miller, "Trópico de Capricornio")

martes, 21 de abril de 2009

Sacando la espinita

Ésta es la palabra. No la que deja su huella en la tinta que observas, lector, sino la de adentro y la de más adentro. Palabra necia que se esfuerza en existir aunque no le sea natural. Y que cuando existe, es. Se siente. Se palpa. Se inventa mundos en los que todo sucede.
La cuestión de la lengua como sistema abstracto referencial se ha estudiado y se estudiará toda la vida. Sabemos que es la creación humana más maravillosa en tanto que nos permite apropiarnos del mundo, pero sabemos que no deja de ser un artificio: no es concreto, no es real. No pertenece a la naturaleza y en ello consiste su magia. Porque el lenguaje de las palabras es también el lenguaje de las posibilidades.
Y entonces, la literatura. La palabra por la palabra, la ficción por la ficción. Una realidad que, contra toda ley física y natural, se impone ante todos los sentidos de quien accede a ella, más perturbadora y sublime que el mundo de todos olfateado, tocado, visto, paladeado, escuchado.
Es, pues, el arte de la palabra, la forma mejor y quizá la única de crear y creer una verdad propia del ser humano. Sólo él la engendra y nadie más que él la hace posible. Y desde que existe ella, la literatura (es decir desde siempre), su máquina de soñadas invenciones ha trabajado sin descanso, siempre más y siempre sorprendente.
Porque si la ficción es fingimiento, mentira hecha de material infinito, es obvio que las posibilidades no tienen límite alguno. No estamos ante las leyes del mundo sensitivo sino ante la realidad más compleja que pudo haber existido. Un juego de espejos. Una verdad reversible y maleable.
Y así hemos visto cómo miles y miles de fragmentos de esa realidad han desfilado ante nuestros otros ojos. Venimos de una antiquísima tradición literaria que nos ha dado lo mismo cuentos de hadas que largas travesías de vuelta al hogar. Pero sucede que, en un punto, la ficción se ha dado cuenta de su propia existencia. El juego de espejos ha completado uno de sus círculos y Ella se ha visto a sí misma. ¿Cuándo exactamente ha sucedido esto? No lo sabemos. Sabemos que hay documentos de literatura que reflexiona sobre literatura desde inmemoriales tiempos, y sabemos que la obra que, quizá muy prematuramente, inaugura la modernidad y hasta la posmodernidad (y lo que venga después), Don Quijote de la Mancha, potencia al máximo esas serpentinas posibilidades de la ficción de enroscarse sobre sí misma hasta quedar completamente oculta bajo su propia piel. Pero no es sino hasta el siglo XX que esta característica se convierte en el modus vivendi de la literatura en todas sus expresiones. A partir de este momento, la palabra juega consigo misma, se nombra a sí misma, se nace o se suicida, quizá porque se ha dado cuenta de su propia eternidad.

domingo, 19 de abril de 2009

Martha

Será una niña de sol que jugará a hacer pasteles de lodo con el agua del cielo y la tierra de Santiago Tulantepec.
Reirá sinceramente, hablará con el alma y no sufrirá. Será sabia.
Nacerá el tercer día del noveno mes del año en que las lunas converjan . Tendrá tanto amor por la vida, que lo primero que hará al nacer será vivirla.

Alejandra M. Vázquez