viernes, 17 de julio de 2009

It's supossed to be "tender"

Sequía
A aquellas horas el sol lo consumía todo. Quizá por eso la rabia, el hastío, los golpes. Le exigían que funcionara sin fallas y era lo mismo que pedía a los suyos, aunque no quería pensar en eso porque la diferencia era que para él todo fallaba. No quería pensar en eso, pero ¿cómo no hacerlo cuando cuerpo y mente sabían ya de memoria la rutina de las arduas labores, habituados como estaban a todas las hogueras? ¿En qué más pensar, si desde niño estuvo confinado a deberes que no le representaron nunca sentido alguno? Quiso escucharse entonces, pero se descubrió acostumbrado al lenguaje de una jerarquía en la que estaba apenas por encima de los animales. Pobreza y más pobreza, hijos y más hijos, una mujer cuyo mundo no deseaba y por tanto no respetaba, todo le llenaba la cabeza en forma de palabras que le revoloteaban como insoportables moscas. Soltó el azadón e intentó disiparlas con un brusco movimiento de brazos, y al dejarlos caer se topó con la pequeña cabeza de Julio, quien había ido a darle un recado. Con voz entrecortada, un poco por el miedo que su padre le producía y otro poco por la imposibilidad, propia de sus años, para articular adecuadamente, le fue desenredando el mensaje que él escuchaba con fingida impaciencia, absorto en los ojos luminosos que había contribuido a crear. ¡Él, con todo y su miseria! Cumplida la tarea el niño se quedó inmóvil, como esperando la siguiente orden, así que lo despidió con brusquedad; sin embargo, antes de dejarlo ir lo asió fuertemente del diminuto brazo y le revolvió el cabello en un gesto incomprensible mientras su otra mano buscaba el azadón y sus labios murmuraban algo que parecía violento. Miró a su hijo alejarse a pasos torpes: una breve sonrisa le cruzó los ojos y se dispuso a descansar un momento. Entonces lo hundió el grito del patrón, más intenso que el sol de mediodía.

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