jueves, 15 de noviembre de 2012

Estado de La-Cuestión






Sí, a todo lo que he pensado. Y apuntemos al margen la felicidad del pequeño sinsentido, porque mi autora de estudio debe poseerme y ella estaría decepcionada de quien navega sin la vista puesta en el espejo de agua. Ella, la importadora del limerick, es mucho más que esta poeta/cantautora de mi infancia que para fortuna mía pudo convertirse en mi maravilloso tema de tesis: es una escritora modelo en todos los sentidos que pueden ocurrírseme. Leamos a María Elena Walsh como niños, como adultos, como queramos, y dejémonos de idioteces. ¿Me entendí de una buena vez?


Término

María Elena Walsh
Yo sé que estoy en vísperas de lo desconocido:
un presagio madura tristemente en mi pulso.
Por él ¡oh despiadado! ya imagino las noches
en que andaré descalza por pasillos oscuros.
Retoños de dolor que imaginó mi frente
en rojas certidumbres florecerán mañana.
Tengo el presentimiento de mi infausto bautismo,
de la amarga parcela que me está reservada.
Que el silencio presida mi pavorosa angustia,
que nada en mí pretenda huir de lo inevitable.
Para sufrir más tarde el tiempo de las lágrimas
vivo ahora esta edad de sed y aprendizaje.
Todas las cosas deben florecer. Que el augurio
se nutra de mi sangre y cumpla mi presente.
Como él es el paisaje que habitará mi dolor
yo soy un sitio que habitará la muerte.


Y creo que a partir de ahora este blog, queriéndolo o no, se ha convertido en la única conciencia visible de una futura (crucemos dedos) estudiante de posgrado. Qué cosa tan egocéntrica. De todo tiene que pasar en esta vida.

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