Creo
que se me ocurrió al despertar el primero de enero. Me encanta esta
idea de que el clima de los primeros doce días del año corresponde
a cómo se comportará cada mes, respectivamente; así que en
uno de esos arranques inclasificables decidí escribir una "interesantísima" reflexión cada día hasta el 12 de enero, ejercicio que intitulé, claro,
“Cabañuelas del año que se nos fue”. Las publiqué
religiosamente como estados de Facebook e incluso las resumí en
tuits.
Y entonces inventé un género; inútil, sí, pero
mío. Estoy leyendo todo el tiempo sobre esto para mi anteproyecto de tesis, de modo que no puedo resistirme a enumerar las marcas del "género cabañuela": a)
solo valen los primeros doce días de enero, una cada vez, por lo que
no tienen sentido si no están fechadas; b) son breves; c) se
componen por: título, cuerpo del texto y conclusión; d) pretenden,
se supone, reflexionar sobre asuntos que el autor considera
importantes; y e) pueden incluir enlaces que apoyen el argumento
central.
Ahora
que estoy escribiendo hasta en los tickets de Soriana, a todas horas,
me acordé de esos textos que son uno de mis grandes orgullos del
año. Y creo que mi blog no estaría completo sin la recapitulación
de mis cabañuelas de este 2012, que servirán además como cuenta
regresiva para las del próximo año, que vienen con todo.
Sí, mayas, les apuesto mi vida a que habrá Cabañuelas 2013.
1 de enero, 2012.
Cabañuela #1: Ser y dejar ser... pero de lejitos
En 2011 aprendí que es
más fácil y más saludable dejar de interesarme en las personas que
considero “tóxicas” en lugar de guardarles rencores inútiles o
de enojarme obsesivamente con su manera de vivir/pensar/actuar. Al
fin y al cabo, lo que para mí es su error, para ellos es lo normal.
Conclusión: Cada quien
hace de su vida un papalote, pero no todos tenemos que volarlos en el
mismo parque.
2 de enero, 2012.
Cabañuela #2: Pobody is nerfect
Fue muy liberador hacerme
a la idea de que así como yo juzgo quién es indeseable en mi vida,
también corro el riesgo de ser juzgada de tal forma por mucha gente.
Y de algún modo extraño se siente bien caer mal, siempre y cuando
uno deje esa aburrida costumbre de querer encajar en todo.
Conclusión: No gastemos
el oro en moneditas cuando se pueden dar cheques de hule.
3 de enero, 2012.
Cabañuela #3: Autosic
Tan simple como esto: no
sé para qué existen los doctores si todo se resuelve con dejar de
bañarse.
(Pueden ustedes sacar su
propia conclusión).
4 de enero, 2012.
Cabañuela #4: You say goodbye...
Una certeza absoluta: Las
personas que han sido parte de nuestra historia pero que ya no pueden
o no quieren continuar en ella merecen ser despedidas con todos los
honores. Y las que, pese a todo, se mantienen con nosotros deben ser
celebradas efusivamente cada cierto tiempo.
Conclusión: Bienvenido a
mi mundo, cierra la puerta al salir.
5 de enero, 2012.
Cabañuela #5: Hoy voy a cambiaaaar...
En los zoológicos, a los
animales les enfrentan cada cierto tiempo con un pequeño o gran reto
que cambia su entorno y pone a prueba su capacidad de adaptación: un
tronco que tapa el agua, un nuevo juguete que hay que reconocer, una
nueva jaula o cosas por el estilo, y así garantizan su “estabilidad
psicológica”. Esto me parece más que (zoo) lógico, pues creo que
lo mismo aplica a nosotros los humanitos. Moverse, problematizarse,
replantear: la mudanza física/mental/espiritual debería ser deporte
obligatorio; es indispensable, digo yo, bienvenir los cambios de ruta
grandes o pequeños, voluntarios o involuntarios, que nos obligan a
adaptarnos, a volver a apreciar lo básico y a dejar de estar
pensando en tonterías o de creernos el ombligo del mundo. Estoy
convencida de que quedarse estático (o querer estarlo) solo deriva
en aburrimiento, en queja eterna, en frustración, en telenovela, en
egoísmo, en el deseo enfermizo de vivir vidas ajenas...
¿Será?
Conclusión: Saludos desde mi nueva jaula.
6 de enero, 2012.
Cabañuela #6: ¡Llame ya!
¿Está cansad@ de
soportar jefes patanes, amigos molestos, tratos indignos, peleles
acosadores, cursilerías baratas, metiches profesionales, círculos
viciosos que le desgastan pero que aparentemente son parte de sus
obligaciones? ¡No sufra más! Le presentamos Renunciatín, el
novedoso método que en segundos acaba con sus angustias y le deja
list@ para mejorar su ambiente a voluntad ¡sin culpas! Quédese solo
con los problemas que le interese resolver y con la gente tóxica que
desee conservar. No más síatodos, no más nimodos, ¡Renunciatín
es la solución! Porque abandonar la incomodidad no es de cobardes,
sino de hígados sanos.
Conclusión: Renunciatín
tiene un 97% de riesgo de ser llamado "perr@ egoísta".
7 de enero, 2012.
Cabañuela #7: Ya ves que sí...
Todo lo que hago lo hago
por mí, ¿por quién más? Si no cuido mi persona, no tendré nada
bueno qué ofrecer al mundo. Usar a los demás como pretexto para
vivir y decidir no tiene ningún sentido; lo peor es que quienes
hacen sacrificios involuntarios, o dejan de hacer cosas en función
de otros sin estar convencidos, andan por la vida con esa bandera
patética y creen que si uno no es así es porque no ha sufrido tanto
como ellos... Por eso, mi más grande deseo es que lo bueno y lo malo
que hagamos parta de nuestra entera conciencia y hacia ella redunde,
que no tengamos la necesidad enfermiza de cargar a otros con nuestros
errores ni de restregarles nuestros éxitos; que estar de acuerdo con
nosotros mismos nos sea suficiente. Si en ese ir y venir aportamos
algo positivo al universo, ya será ganancia.
Conclusión: Pierre
Menard no se hace responsable por las opiniones de esta perra egoísta
adicta a Renunciatín.
8 de enero, 2012.
Cabañuela #8: Pos ya qué
El 2011 me vio hacer el
ridículo cientos de veces, estar fuera de lugar, meter la pata y ser
por momentos tanto o más desagradable que aquello que yo misma
critico... A tal grado, que ya le estoy agarrando el gusto a esos
momentos embarazosos y negros: después de mucho buscarlos o
encontrarlos sin querer me convencí de que son pasajeros y de hecho,
ahora sé que entre más pronto los acepte para vivir con ellos y
asumir las consecuencias, mejor me irá en lo sucesivo. Sé bien que
todos fuimos, somos y seremos carne de cañón en algún momento (en
cualquier momento), así que más vale sentirse cómodo con ello y no
darle tantas vueltas.
Conclusión: Solo digamos
que el DVD de mi vida tendría un disco extra para bloopers.
9
de enero, 2012. Cabañuela #9: El musical
Conclusión:
Había que renovar el género "cabañuela", ya nos había
aburrido tanto rollo... Y es un buen pretexto para compartir mi
mantra favorito.
10 de enero, 2012.
Cabañuela #10: Memento
Me aterra la idea de no
tener memoria, de ser inconsciente ante mis propios actos o caer en
contradicciones irreflexivas. He visto a tantas personas incapaces de
reconocer sus propias evidencias, que me he vuelto obsesivamente
dueña de mis actos y pensamientos; y así lo prefiero. Creo que
nuestra única responsabilidad es la conciencia y que no podemos
aceptar el Alzheimer voluntario que se practica hoy día
descaradamente.
Conclusión: Si tan solo tuviera una Espada
del Augurio...
11 de enero, 2012.
Cabañuela #11: Chale
Por más que uno quiera
seguir en la bella práctica de la cursilería autocomplaciente y de
la devoción feisbuquera/tuitera, resulta poco más que difícil
cuando la realidad nos obliga a hacer cosas tan vulgares como,
digamos, usar champú antipiojos.
(Vale por una ingeniosa
conclusión. Aplican restricciones.)
12 de enero, 2012.
Cabañuela#12: Cambio y fuera
Lo mejor de las
cabañuelas fue que todo el rollo que me echaba en Facebook cabía,
no sé ni cómo, en los 140 caracteres del tuíter: gran lección. Deberé decir una cursilería para terminar, así que confieso
que es muy fácil amar una vida en la que estás rodeado por las
mejores personas del mundo. Lo demás es lo de menos.
¿Conclusión sobre la
conclusión? Ni que fuera yo tan protagónica.
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