jueves, 11 de octubre de 2007

Sabemos

Las distintas lenguas que uno debería tener: una para su madre, que más tarde no
volverá a hablar otra vez; otra que sólo lee y que nunca se atreve a escribir;
otra más con la que reza y de la que no entiende una palabra; otra más en la que
escribe (pero ninguna carta) y otra con la que viaja; en ésta también puede
escribir sus cartas.


(Elías Canetti, Apuntes para Marie Louise)

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